Su comportamiento era muy misterioso. Dongsuk es una gata callejera de Corea del Sur sin nada en particular.
Pero la historia de la que es protagonista nos demostró que muchas veces los animales pueden darnos grandes lecciones de humanidad y generosidad.
Y que el amor de madre no es un rasgo sólo de los humanos.
Dongsuk era alimentada periódicamente por una amable mujer que le daba comida a los animales del barrio.
Pero la gata no la recibía -en un plato, por ejemplo- a pesar de que estuviera muriendo de hambre.
En cambio, si la señora le entregaba su ración en una bolsa, la agarraba y se la llevaba, sin destino aparente.
Su corazón se derritió cuando vio que la gata no comía lo que había dentro de la bolsa, si no que se lo llevaba a su pequeño gatito, y luego de que estuviera satisfecho, procedía a comer lo que quedara.
Un verdadero ejemplo de amor de madre que, además, tuvo un final feliz. Al ver a la esforzada gata, una familia la adoptó junto con su cachorro, y juntos viven ahora en un mejor lugar donde la comida no les faltará.
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