Lucy Aitken decidió abandonar el shampoo en enero de 2012 y no ha vuelto a usarlos desde entonces.
¿Te has puesto a pensar qué pasaría si dejarás de lavarte el cabello con shampoo durante tres años? ¿Seria contraproducente o ayudaría a tu pelo?
Pues ahora lo vas a averiguar, porque la británica Lucy Aitken decidió abandonar el shampoo desde enero de 2012, y está muy orgullosa de ello pues sus razones fueron varias, pero sobre todo, ella deseaba simplificar su vida:
«Quería ahorrar dinero, reducir la cantidad de químicos que utilizaba en mi cuerpo, sobre todo los carcinógenos, y simplificar mi vida».
Además, cuando leyó un artículo en el que se demostraba que las mujeres utilizan ¡alrededor de 515 productos químicos al día! pensó que ese no era su caso, hasta que prestó atención a la larga lista de componentes en la etiqueta de su shampoo de uso diario.
«¡No reconocía la mitad!», expresó la muchacha. De hecho, analistas de la banca de inversión Goldman Sachs estimaron en 2014 que el desembolso global en productos de la industria del cuidado del cabello es de 38 millones de dólares por año, un gasto que crece anualmente a un ritmo del 7 por ciento.
Tras enterarse de todo esto, Aitken se vio obligada a usar únicamente agua para limpiar su cuero cabelludo.
«Pasé por tres meses de pelo horrible, seguidos de dos meses más de pelo regular, pero ahora es maravilloso».
Y agregó que aunque al principio fue un trabajo bastante duro, ahora se siente satisfecha de su larga cabellera pelirroja.
Lucy se hidrata el pelo aplicándose un huevo cada once días, y aunque al principio su pelo tenía un olor repugnante, con el tiempo esto también ha desaparecido.
La mujer que ahora es totalmente renuente al shampoo, cuenta con un blog en el que ayuda a otras chicas a manetener su cabello con una belleza natural modificando sus hábitos de higiene: Lulastic.co.uk.
Su objetivo es romper el ciclo: «Los champús alteran el pH del cuero cabelludo y hacen que se genere más sebo en la cabeza, por lo que con estos métodos se le enseña a recuperar el ritmo normal», explica.
