El 26 de marzo de 2024, la ciudad de Baltimore, Maryland, fue testigo de un suceso que conmocionó a toda la comunidad.
Se trata del derrumbe del Puente Francis Scott Key, este icónico puente, que se alzaba sobre el río Patapsco, conectaba importantes áreas de la ciudad y era una vía vital para el transporte diario de miles de personas.
El incidente ocurrió en medio de una densa niebla, cuando un barco de carga, el MV Neopanamax, se desvió de su curso previsto y colisionó contra uno de los pilares del puente. El impacto fue catastrófico, provocando el colapso parcial de la estructura y dejando atrás un escenario de caos y destrucción.
La respuesta ante la emergencia fue inmediata, equipos de rescate, bomberos y personal médico se movilizaron para socorrer a las víctimas atrapadas en los escombros y en las aguas del río. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos desesperados, el saldo fue de múltiples víctimas fatales.
Las autoridades locales, estatales y federales se coordinaron para evaluar los daños y establecer medidas de seguridad en la zona. Se desvió el tráfico hacia rutas alternativas, mientras se llevaban a cabo investigaciones para determinar las causas.
Entre las posibles causas se barajaron la reducida visibilidad debido a la niebla, posibles fallas en los sistemas de navegación del barco y errores humanos. La empresa propietaria del MV Neopanamax enfrentó escrutinio por sus prácticas de seguridad y el estado de mantenimiento de su flota.
El derrumbe del Puente Key dejó una marca indeleble en la ciudad de Baltimore. Más allá de las pérdidas materiales y humanas, suscitó interrogantes sobre la seguridad de la infraestructura y la navegación marítima en condiciones adversas.
Ver video:
